El mapping se suele asociar a enormes superficies arquitectónicas, a efectos visuales espectaculares, incluso, algunas veces, un tanto grandilocuentes. Tras el primer auge de esta práctica, en el que muchos autores se contentaban con manejar de manera precisa el dispositivo para generar ilusiones ópticas más o menos entretenidas, empiezan a aparecer propuestas más maduras, que experimentan con las posibilidades expresivas del medio desde ángulos inesperados. Buen ejemplo de ello es la pieza Astro, de Tony Raya y Nando Jiménez.

Aquí, el espacio sugerido por la proyección no se corresponde con la extensión física que le sirve de lienzo, sino que la redimensiona de forma alegórica. En lugar de una rígida sincronía de imagen y sonido, encontramos una atmósfera fluctuante, íntima y serena. Los límites entre lo abstracto y lo figurativo se desdibujan, la luz va más allá del objeto. Despojados de artificio, volvemos a las cuatro paredes, al silencio del vacío, y prendemos vida a lo inerte.

Créditos:
Vídeo: Tony Raya, Música: Nando Jiménez